miércoles, 28 de octubre de 2009

paso el tiempo


Una vez había soñado con una casa en la montaña. Hoy estoy demasiado cansado para subir hasta ahí.

12 comentarios:

Joe dijo...

Tal vez estés cansado ahora y luego te vengan ganas o por ahí es mejor estar al borde del mar, donde yace el inconsciente.

jlg

Lucaso Cómics dijo...

La vida suele ser así.
Creo que garcía Márquez dijo algo así como "la experiencia nos llega cuando ya no nos sirve para nada", y creo que lo tuyo es muy parecido.
Mucho tiempo soñando con X cosa y cuando se la consigue uno ya no es capaz de disfrutarla.

Un gran abrazo amigo!

Los dibujos de Hache dijo...

Ja ja ja!! Que lo parió, yo sueño con lo mismo.

Un abrazo.

Lubrio dijo...

Suele pasar eso con los sueños...

Saludos! :)

Paula dijo...

Yo sueño con una casita donde tenga las montañas como cuadro al abrir la ventana y un lago cerquita.
Besos!!

Fer Gris dijo...

buen verso, buena poesía.
no quiero pensar nada más, me quedo con su rastro.
saludos
Fer

M.Eugenia dijo...

Seguro que dentro de un rato subes... que casa tan chula.
Saludos

Anónimo dijo...

La edad y los sueños no se llevan bien. Si todavía no lo estudió ninguna universidad yanqui, yo te lo puedo decir, pero más barato.

Saludos

oenlao dijo...

Joe:
tenes razon. ya estoy para escalar aconcaguas. que buena frase de mar.

Lucaso: estoy preparado ya.

H: hay suficientes montañas para los 2 . y si no podemos ser vecinos.

Lubrio: me sobran sueños..no te preocupes..

oenlao dijo...

Pau: el cuadro ya lo tengo.

Gaucha, la lujanera.

M.Eu: ya estoy subiendo.

Dragon: tengo guardados varios sueños para cada edad.

Jardinero del Kaos dijo...

podemos bajar la casa o esperar que la montaña se erosione.mmmmm...alguna solucion le vamos a encontrar.

estoy siendo muy literal ¿no?

Chelo Candia dijo...

Una compañerita de tercer grado se había enamorado de mi. En el recreo me decía ¿te corro? y lo hacía. Yo me metía en el baño a jugar a las figuritas hasta que tocaba el timbre. Al salir, ella seguía afuera, esperándome. Volvíamos a clase. En el próximo recreo, hacía lo mismo. Ella no me interesaba.
En la adolescencia la volví a encontrar. Era la chica más hermosa de toda la ciudad.
Ahora te corro yo... pensé. Y ella huyó. Hace poco, gracias a facebook, la volví a ver, hablamos de todo lo que nos pasó. Fue ella la que vino y me susurró "te corro" al oído.
Ni ganas. Yo ya estaba cansado para subir esa montaña.